martes, 24 de febrero de 2009

La mala reputación de Brassens


Texto de Tahimanoa

Ya no pude parar de escucharla, luego de cantarla con hito. Canción de viejos, poetas, borrachos; confundidos todos, escrita por Georges Brassens, interpretada en español por el genial Paco Ibañez.

Su lucidez me lleva al pasado, me define que la ciencia es innata y que viene dada desde lo más primitivo de las formas; porque jugar a descubrir nos apartó de la conciencia colectiva, de la alienación sistemática. Y así, consumar que existen tierras, tanto que existen gentes, y que existen corsarios tanto que existen rebeldes, conmueve a los fríos, a los estancados en hielo, convierte el “salir del rebaño” en una proeza, una hazaña de héroes, de seres misteriosos que tienen una fórmula, un lenguaje de muertos.

En mi pueblo sin pretensión, tengo mala reputación; verso que cuenta una historia de villa con calles de tierra, donde el nacionalismo era la luz visionaria, la verdad inminente, aquello que aplacaría el ansia humana de ser, pertenecer. Brassens nos narra con ironía lo que para él era lógico, totalmente natural, a pesar de la invisibilidad en masa reinante en la cultura donde estaba embutido, y nos los narra con arte, con ciencia de letras y con cara de loco, mientras deambula en los pensamientos de su maraña.

Ser cantada en español por la voz de Paco Ibañez, retumba, induce a un aullido nacido para la poesía rebelde, con una notoriedad con costras que contraen la piel. Y la gritas en nostalgia, con ánimos de ser fusilado por la corrupción de la onda, intentando cambiar una moneda por tierra.

Ovejas moradas, ovejas negras del mundo, la mala reputación es entonces, el camino de la luz, de la conciencia científica de lo que sentimos como innato, como valor primordial.

Soy humano,
soy humano y quiero pastar,
soy humano y quiero llorar.


A su disfrute, la mala reputación, traducida al español:


En mi pueblo sin pretensión
Tengo mala reputación,
Haga lo que haga es igual
Todo lo consideran mal,
Yo no pienso pues hacer ningún daño
Queriendo vivir fuera del rebaño;
No, a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
No, a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
Todos todos me miran mal
Salvo los ciegos es natural.

Cuando la fiesta nacional
Yo me quedo en la cama igual,
Que la música militar
Nunca me pudo levantar.
En el mundo pues no hay mayor pecado
Que el de no seguir al abanderado
Y a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
Y a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
Todos me muestran con el dedo
Salvo los mancos, quiero y no puedo.

Si en la calle corre un ladrón
Y a la zaga va un ricachón
Zancadilla doy al señor
Y he aplastado el perseguidor
Eso sí que sí que será una lata
Siempre tengo yo que meter la pata
Y a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
Y a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
Tras de mí todos a correr
Salvo los cojos, es de creer.

No hace falta saber latín
Yo ya se cual será mi fin,
En el pueblo se empieza a oir,
Muerte, muerte al villano vil,
Yo no pienso pues armar ningún lío
Con que no va a Roma el camino mío,
No a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
No a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
Todos vendrán a verme ahorcar,
Salvo los ciegos, es natural.


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